miércoles, 20 de julio de 2011

Diseño de información1

¿Qué es el diseño de Información? 

Hasta el presente no se ha podido establecer una definición universal del diseño de información y sus límites de acción. Algunos profesionales entienden el diseño de información como perteneciente a la disciplina del diseño gráfico, mientras que otros como Robert Waller, conciben el diseño de información como la disciplina madre desde la cual se desprende la del diseño gráfico. No hay dudas que el diseño gráfico y el diseño de información tienen puntos en común, pero lo que es importante explicar es que sus objetivos y aplicaciones son diferentes. La esencia del diseño de información es analizar, organizar, entender, solucionar y diseñar, y su principal objetivo es la traducción de información compleja, datos no organizados ni estructurados, en información con sentido y de fácil acceso. Este proceso no está sustentado en la creación de soluciones estéticas o novedosas, como lo está el del diseño gráfico. Las soluciones no son necesariamente un producto tangible de diseño, sino que también pueden ser un servicio, una estrategia de comunicación, o una forma de pensamiento. El componente estético ocupa un lugar secundario dentro del proceso del diseño de información, siendo el principal objetivo, la resolución del problema.


El diseñador de información

A diferencia del diseñador gráfico, para el diseñador de información las primeras y principales etapas dentro del proceso de diseño están dedicadas al entendimiento, análisis, definición de estrategias y metodologías, y organización. El diseñador de información es racional, sistemático y metódico, cualidades esenciales para organizar y analizar información de forma objetiva. Su modo de resolver problemas es aplicando un pensamiento sistemático y riguroso de diálogo constante con todas las partes implicadas, hasta obtener un entendimiento total de la situación. En otras palabras, trabaja a la par con el cliente hasta que ambos llegan a un entendimiento común del problema a resolver. Para resolver proyectos complejos se constituyen grupos multidisciplinares de trabajo en los cuales el diseñador de información es el encargado de traducir a un lenguaje visual los datos e ideas.


El lenguaje diagramático

Para traducir información (simple o compleja) a un lenguaje que comunique las ideas con una mayor claridad, precisión y eficacia, el diseño de información utiliza el lenguaje diagramático. La información es desglosada en representaciones visuales sintéticas con un alto grado de abstracción. Las representaciones diagramáticas pueden abarcar desde gráficos de barras estadísticos (gráficos simples) hasta gráficos más complejas, como mapas diagramáticos. Este lenguaje es también utilizado por la disciplina de la visualización de datos, creando algunas confusiones. Frecuentemente el término «visualización de datos» es utilizado como sinónimo de «diseño de información», debido a que proyectos de ambas disciplinas pueden tener la misma apariencia visual, utilizar el mismo lenguaje o crearse con las misma herramientas; sin embargo éstas son dos disciplinas diferentes, por ende con objetivos distintos. Ambas se encargan de comunicar ideas complejas de forma clara, pero el diseño de información basa su proceso de diseño en la organización y el analisis, mientras que la visualización de datos hace hincapié en las herramientas digitales y lenguajes que utiliza. La visualización de datos está orientada a la representación digital de informacion, utilizando un lenguaje visual altamente codificado y abstracto.

diseño de información2

La importancia DEL DISEÑO DE INFORMACIÓN

Ronald Shakespear «El diseño no es necesario, es inevitable». Basándome en sus palabras, las cambio un poco, y digo: «La necesidad del diseño es inevitable» (sería bueno que el diseño también lo fuera). Esto me lleva a una bifurcación en el camino:
  1. por una parte, hay gente que ve la necesidad de hacer diseño para resolver problemas de comunicación, pero no sabe resolverlos; y
  2. hay gente que ni siquiera percibe la necesidad, y ésta es la situación más difícil: es como ser profeta en un mundo de incrédulos. Los ejemplos abundan, aún en los países del primer mundo.
  3. La necesidad de buen diseño de comunicación no sólo existe, es urgente. La desnutrición mata al 25% del mundo. El 50% de los presupuestos de salud de los países del primer mundo se gasta en atender heridos por accidentes de tránsito y de trabajo. El tráfico mata dos millones de personas por año. Los africanos no saben como optimizar sus cosechas. El tabaco, el alcohol, la droga recreativa y la mala nutrición destruyen a las poblaciones pudientes. Los sitios web de los servicios públicos son opacos. El 25% de la población de los países desarrollados es funcionalmente analfabeta. El 50% no puede hacer lectura estratégica y por lo tanto no puede comprender textos que estén por encima de la madurez de un alumno de 5º grado. Consecuentemente: ¿cuánta gente no entiende los prospectos médicos? ¿Cuántos no entienden las leyes ni los instrumentos que las aplican?
    Evidentemente hace falta desarrollar una cultura en la que el acceso a información comprensible se vea como un derecho ciudadano; esto sería posible sólo con buen diseño de información. También hace falta un buen diseño de persuasión en marketing social. En la Argentina muere una persona en accidentes viales o de trabajo cada hora. Cuatro se fracturan la columna vertebral. Cincuenta son hospitalizados por heridas. Desgraciadamente es internacionalmente común que los proyectos de marketing social se enfrenten con estrategias publicitarias tradicionales, que están dirigidas al apoyo de ventas de productos y servicios para el consumo. Esto es fácil, porque la conducta consumista está profundamente arraigada en nuestra sociedad, como costumbre y como ideal de vida. El marketing social es difícil, porque está orientado a cambiar las conductas prevalentes. El marketing comercial está habituado a demostrar que las ventas crecen a causa de las campañas, pero en el marketing social se piensa que hacer la campaña, sin medir los resultados, ya basta. También se piensa que la gente actúa en forma negligente en contra de sus propios intereses sólo porque le falta información. No es así. Se ve claramente en el caso de los paquetes de cigarrillos: pocos dejan de fumar porque el atado diga que fumar mata. Hace falta una motivación que la mera información no crea.
    El problema central del diseñador no es la gráfica, sino el impacto que ella tiene en los conocimientos, las actitudes, y las conductas de la gente. Nuestro rol es ayudar a entender para que la gente pueda actuar bien. Este rol nos fuerza a poner nuestros conocimientos de lo formal al servicio del desempeño de nuestro trabajo. Lástima que la mayoría de los concursos de diseño no se centren en demostrar si el diseño cumplió o no con su objetivo. En la mayoría de los casos los organizadores de concursos piden sólo los trabajos, no los resultados. Así se perpetúa el enfoque artístico del diseño: se muestran afiches, logos, y tapas de libros como si fueran cuadros en una exposición. Es cierto que los afiches, las tapas y los logos pueden ser muy hermosos, pero eso no es la esencia del diseño. Un bellísimo folleto destinado a informar al público sobre la necesidad de conducir los automóviles con cuidado que no resulte en una reducción de los heridos en accidentes viales, es un fracaso profesional, una prueba de la distracción colectiva en la que vivimos. La falta de educación en seguridad en el trabajo, que resulta en miles de heridos por año, incluso en los países del primer mundo, demuestra que los sistemas e instrumentos usados para educar a los operarios son ineficientes.
    La necesidad de acción en este frente es fácil de comprender. Lo que no es evidente es el daño silencioso del mal diseño de información: ¿por qué deben ser oscuros los folletos farmacéuticos de los medicamentos, las boletas del gas, la señalización en las rutas, las instrucciones para el uso de programas de computación, los contratos de locación, los codigos penales por ej... ¿Por qué todos estos instrumentos, que deberían ser transparentes, nos transforman en habitantes incompetentes en la sociedad de hoy? Y si nosotros, que hemos estudiado, y que leemos y escribimos todos los días, tenemos dificultad con estos instrumentos ¿qué queda para los ancianos, los marginados económicos, los miembros menos aventajados de la sociedad? Este abuso de la población a veces se debe a incompetencia y a veces a malicia.